Durante las noches de Navidad de 2016 y 2017, fui testigo de un fenómeno que me marcó profundamente. En ambas ocasiones, vi luces inusuales en el cielo, particularmente una en 2017 que logré grabar. No eran fuegos artificiales ni linternas chinas: eran esferas de luz que se movían con dirección y cierta inteligencia, una de las cuales se acercó claramente a la zona donde vivo y se quedo ahí un buen rato....a una la grabé cuando estaba consumiendose el fuego rojo.
El video que grabé (ver aquí: https://youtube.com/shorts/_vnZDcrBcU8?si=ZCkFfoQzTYs8eQGG) muestra una bola luminosa flotando y desplazándose por el cielo de manera definida. Su movimiento, intensidad y el hecho de que fue visible en silencio absoluto, descartan para mí la posibilidad de que haya sido un fuego artificial. Además, no fue la única: varias luces de este tipo aparecieron, aunque solo pude registrar esta.
La aparición coincidió con días en los que ví la pelicula los “Fantasmas de Scrooge”, figuras simbólicas que representan el pasado, presente y futuro del espíritu humano. Fue como si algo más grande se estuviera manifestando: una señal, un llamado, un espejo.
¿Qué fue lo que vi?
Muchos podrían atribuirlo a fenómenos naturales como:
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Rayo globular: un tipo raro de descarga eléctrica que aparece como una bola flotante.
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Bólido o meteoro: fragmentos que cruzan la atmósfera y se desintegran con un gran destello.
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Basura espacial: restos de tecnología humana reingresando desde el espacio.
Y todas estas opciones son posibles. Pero hay algo más profundo que también es real: el impacto personal de lo vivido. En mi interior, sentí que esa luz no solo era física, sino espiritual. Que lo que se manifestó fue una presencia, una conciencia, una advertencia o tal vez una bendición.
¿Una señal o un despertar?
Para mí, fue un recordatorio de que no estamos solos. De que el universo, Dios, o la conciencia superior —como se le quiera llamar— puede manifestarse en momentos clave, si estamos atentos. Y más aún en fechas sagradas, cuando la energía del mundo cambia, se sensibiliza y se abre.
No busco convencer a nadie, solo comparto mi experiencia.
¿Tú has vivido algo similar?
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