Desde el año 2020, el mundo ha ingresado en una fase de transformación profunda, una especie de reorganización global que marca el inicio de una nueva era. Esta transformación, que al principio puede parecer caótica y confusa, no es nueva en la historia humana. Otras civilizaciones también han atravesado períodos de incertidumbre antes de que surgieran nuevas estructuras de poder, nuevas formas de convivencia o incluso nuevas maneras de entender la realidad.
Lo que vivimos hoy —migraciones masivas, conflictos regionales, colapsos institucionales, crisis económicas, tecnológicas y medioambientales— no son hechos aislados. Son síntomas de algo mayor: el comienzo de un nuevo orden que aún no se define con claridad, pero que obliga a quienes tienen discernimiento a estar atentos y preparados.
2020: El Despertar
El año 2020 fue una alarma global. La pandemia no solo puso en jaque a los sistemas de salud, también mostró la fragilidad de las cadenas de suministro, la dependencia de gobiernos y corporaciones, y el desequilibrio psicológico colectivo. Millones de personas vivieron por primera vez en carne propia lo que muchos preppers ya venían anticipando: el mundo puede cambiar drásticamente en cuestión de semanas. Supermercados vacíos, toques de queda, hospitales colapsados, economías paralizadas y un futuro incierto se volvieron el pan de cada día.
Para el que supo escuchar, este no fue un evento aislado, sino un aviso.
Una Era de Reestructuración
Desde entonces, el planeta no ha recuperado la "normalidad" anterior. Europa y Estados Unidos enfrentan oleadas migratorias que ponen presión sobre su tejido social y político. En África, conflictos eternos se mezclan ahora con crisis alimentarias y climáticas. En Medio Oriente, las tensiones no cesan, y los equilibrios regionales se rompen cada vez con más facilidad.
Todo esto revela que el viejo sistema internacional —económico, político y hasta espiritual— está dejando de funcionar como antes. Bancos considerados estables han cerrado o sido rescatados; El caos inicial no es otra cosa que la sacudida necesaria para mover lo viejo y dar paso a lo nuevo.
Prepararse No Es Temer
Para quien está atento, no se trata de entrar en pánico. Se trata de entender y adaptarse. Como un observador que ve venir la tormenta, la preparación es una forma de sabiduría, no de paranoia. Tener reservas de alimento, agua, recursos médicos, formas alternativas de energía o incluso habilidades prácticas, no es una locura: es sentido común en tiempos donde la estabilidad es ilusoria.
Así como los antiguos sabios observaban los cielos y los movimientos del entorno para prever las estaciones y cosechar a tiempo, hoy los que saben mirar más allá de la pantalla y los titulares comprenden que se avecina una etapa de reajuste global. Una especie de purga inicial —como los dolores del crecimiento— dará paso a un reordenamiento de lo esencial: la familia, la comunidad, la autosuficiencia, el conocimiento útil y la conexión con lo espiritual o trascendental y esto ya empezo.
Ejemplos Claros
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Crisis en Ucrania y Gaza: Dos conflictos que revelan la fragilidad de la diplomacia mundial y cómo en cualquier momento una guerra regional puede escalar a crisis global.
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Colapsos bancarios en 2023: El caso del Silicon Valley Bank en EE. UU. demostró que ni el dinero digital ni los bancos tradicionales están exentos de colapsar.
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Inteligencia artificial: Si bien promete avances, también ha desestabilizado industrias enteras, aumentado el desempleo y puesto en duda la privacidad y la verdad.
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Cambio climático y fenómenos extremos: Sequías históricas, incendios fuera de control, inundaciones masivas… Todo esto hace evidente que el clima también está alterando la vida diaria de millones.
El Tiempo del Discernimiento
Esto no es una predicción apocalíptica. Es un llamado al discernimiento y a la acción consciente. Quien sepa escuchar, entenderá que la preparación no es solo física, sino también mental y emocional. No se trata de huir del mundo, sino de vivirlo con otra conciencia, como quien camina entre ruinas sabiendo que de ahí se pueden construir nuevas bases.
Este mensaje es para quienes intuyen que estamos en una transición histórica. Que no cunda el pánico. Que florezca la organización. Que cada uno tome su lugar, y que el observador no deje de observar, aprender y actuar.
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