En un mundo cada vez más acelerado y centrado en la producción material, es crucial replantear el papel de la creatividad como un motor fundamental en todas las profesiones. La creatividad, lejos de ser un lujo o una habilidad reservada para las artes, es una herramienta esencial que permite a los individuos transformar su realidad y aportar soluciones únicas a los desafíos que enfrentamos como sociedad. Sin embargo, para cultivar la creatividad en cualquier ámbito, primero es necesario un proceso de introspección que permita a cada persona encontrarse consigo misma, reconociendo su propio potencial y replanteando su realidad de manera holística.
Ser creativo no solo significa generar nuevas ideas, sino también integrar aspectos fundamentales de la existencia: la salud, el cuerpo, el alma y la conexión con los demás. Este enfoque más completo de la creatividad permite no solo innovar en los ámbitos materiales, sino también en la construcción de una paz interior que se proyecta hacia las familias, las comunidades y, finalmente, las naciones. Para ser creativo no necesitas ser descubridor de la bomba atómica, sino lograr paso a paso lo que buscas y aportarlo a la sociedad.
Las consecuencias de una educación uniformada
Cuando se ignora el potencial creativo de los individuos y se los obliga a seguir una fórmula anticuada que no considera sus intereses ni talentos, se generan personas desconectadas de su propio ser y, en consecuencia, incapaces de contribuir de manera significativa a la sociedad. Esta desconexión, más allá de los aportes materiales, afecta también a la capacidad de irradiar amor, paz y bienestar.
El resultado es una sociedad que valora más los puestos orientados a contener la violencia –como los relacionados con la seguridad– que aquellos diseñados para fomentar la creatividad en ciencia, tecnología y humanidades. Es importante reconocer que los puestos de seguridad también son muy necesarios, pero solo alivian los síntomas de una sociedad en algunos casos violenta, sin resolver del todo las causas subyacentes. En este sentido, funcionan como un paliativo que no ataca la raíz del problema. Este desequilibrio perpetúa ciclos de crisis, como guerras y hambrunas, que se han repetido a lo largo de la historia universal. En lugar de prevenir estas situaciones fortaleciendo la creatividad y la introspección, la sociedad parece enfocarse en responder a los síntomas de problemas más profundos.
La influencia de la genealogía y la cultura
Cada individuo está intrínsecamente ligado a una etnia y una cultura a través de su linaje. Este vínculo influye, para bien o para mal, en el carácter de la persona y, en el caso de los líderes, en su capacidad de impactar en otros. Comprender y valorar este legado cultural no solo permite a los individuos conectar con sus raíces, sino también utilizar estas conexiones como una fuente de fortaleza creativa.
El conocimiento de nuestras raíces también tiene implicaciones prácticas. Tanto la genealogía como la astrología destacan cómo ciertos patrones familiares y cósmicos influyen en nuestras decisiones y habilidades. Al integrar este conocimiento con un enfoque creativo, los individuos pueden romper ciclos de comportamiento errático y contribuir a una sociedad más equilibrada.
El poder de la creatividad frente a los desafíos sociales
Cuando la sociedad prioriza la creatividad en lugar de la contención, crea espacios donde los individuos pueden desarrollar todo su potencial. Esto no solo genera innovación en ciencia, tecnología y humanidades, sino que también fomenta la paz y el bienestar colectivo. Un ejemplo de esto se puede observar en la película La última fortaleza (The Last Castle), protagonizada por Robert Redford. La historia muestra cómo, incluso en los peores escenarios, algunos individuos son capaces de sacar lo mejor de sí mismos gracias a su creatividad, valores y disciplina. Contrasta también con cómo el mal uso del poder puede llevar a la opresión y el abuso, recordándonos la importancia de los buenos líderes en cualquier institución.
La creatividad, combinada con la disciplina, tiene el poder de transformar incluso las instituciones más rígidas. Sin embargo, esto solo es posible si se fomenta una cultura que valore las ideas innovadoras y respete la dignidad humana.
Conclusión: valorar nuestras culturas para ser más humanos
En un mundo que a menudo parece dominado por el materialismo y la violencia, la clave para avanzar está en valorar nuestras culturas y tradiciones. Mientras más valoremos nuestras culturas, más humanos seremos, pues encontraremos en ellas las herramientas para conectar con nosotros mismos y con los demás. Solo a través de esta conexión profunda, que integra creatividad, introspección y respeto por nuestras raíces, podremos construir sociedades más justas y armoniosas, sin necesidad de recurrir a la violencia.
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Este post lo hice en memoria de Cnel. Alberto Elias Kelly (EP) y Cte. Enrique Neira B (EP)
Cte. Enrique Neira Baigorria fue encargado de liderar la misión con tanques del ejército en pleno palacio de gobierno para derrocar al presidente Fernando Belaunde Terry por el tema de la IPC debido a la revolución de la fuerzas armadas. el tema de la página 11 estaba muy presente en ese entonces.
El recibió ordenes de su comando y derroco con su comando al presidente Belaunde Terry el 3 de octubre de 1968.
Por eso quize compartir este post acerca de que a veces hay que quitar a la autoridad (en este caso por entreguista) para restituir la estabilidad del país, se debe obserbar el contexto en el que estaba el Perú en aquella época con inestabilidad política.
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